El T-MEC es un ‘motor necesario’ para la economía mexicana

“Era una alerta que decía que el presidente iba a firmar el T-MEC ese mismo día”, señaló. “Leí la información y le comenté a uno de mis colegas que ahora sí ya podríamos llevar a cabo varios de los planes que teníamos pendientes desde hace meses, el panorama estaba mucho más claro”.
Vázquez exporta un 12 por ciento de su producción mensual a plantas
automotrices de Alabama, en la Unión Americana, mientras que otro
porcentaje mayor se queda en Puebla, donde vive y tiene su empresa, para
la producción de vehículos Volkswagen.
Aunque a lo largo de los meses de negociación del Tratado México,
Estados Unidos, Canadá (T-MEC) su empresa produjo a un ritmo similar,
Vázquez sentía incertidumbre para invertir en nuevo equipo o ampliar su
personal. “Era un tema de precaución, porque por meses las reglas eran
confusas”.
Desde que el presidente estadounidense Donald Trump ordenó la
renegociación del TLCAN en 2017, una nube de incertidumbre se ciñó sobre
la economía mexicana que, desde 1994 con la entrada en vigor de ese
acuerdo, había dependido profundamente de las exportaciones
manufactureras al resto de Norteamérica para crecer. La administración
anterior de Enrique Peña Nieto logró un acuerdo inicial con el de Trump
en 2018, que posteriormente el gobierno de Andrés Manuel López Obrador
avaló. Sin embargo, el cambio de poder en el Congreso estadounidense
alargó el proceso de negociación hasta casi el cierre de 2019.
Finalmente,
el 10 de diciembre los gobiernos de los tres países firmaron en Palacio
Nacional el T-MEC, seguido de ratificaciones expeditas en México y
Canadá y, apenas la semana pasada, Estados Unidos. Cierto, en medio
estuvo la controversia de los agregados laborales de EU, misma que el
subsecretario para América del Norte, Jesús Seade, aclaró en una
entrevista con el El Financiero Bloomberg, como un problema de
comunicación y prisa por parte del Congreso estadounidense.
“En el corto plazo, el TMEC por sí solo no va a cambiar las
perspectivas que tenemos casi todos de otro año de crecimiento bajo para
la economía, pero sí es un motor adicional, un motor que faltaba para
México”, dijo Gabriel Lozano, economista en jefe de J.P. Morgan para
México. “Da certidumbre sobre todo y era la pieza que varios esperaban
para poder soltar un poco más las inversiones”.
Lozano deja de inmediato una cosa clara: el TMEC es importante, pero
para nada tendrá el impacto que en su momento, allá en los noventa, tuvo
el TLCAN.
“Muchos vieron en esos años al TLCAN como una especie de solución
para los problemas del país. Ayudó, pero no era la única respuesta”,
afirmó. “El T-MEC es una pieza, con ganadores y perdedores, pero una
pieza de un gran valor”.
El presidente López Obrador y, claro, el mandatario Trump, son claros
vencedores a los ojos de casi todos debido al replanteamiento de este
acuerdo internacional. En Estados Unidos, el tratado le entrega al
mandatario una importante victoria de cara a las elecciones y a su
juicio político. Para México significa que el comercio libre con su
máximo socio comercial, con quien tiene un intercambio total de más de
575 mil millones de dólares, podrá seguir su flujo. Sin el acuerdo, en
otras palabras, el impacto habría sido catastrófico para la estancada
economía nacional.
“Como país tenemos mucha dependencia de Estados Unidos en industrias
como la automotriz y la aeroespacial”, señaló Jorge Torres, presidente
de la AMCHAM.
“Da tranquilidad a todos los sectores”, dijo.
“Da tranquilidad a todos los sectores”, dijo.
Pero más allá de la certidumbre que da tener un comercio libre casi
asegurado (nadie garantiza que un mal día Trump exija aranceles a algún
producto mexicano sin una razón aparente), muchos consideran que el
T-MEC es una versión menos favorable del acuerdo previo.
“El sector privado está molesto porque México cedió mucho en la parte
final de la negociación por muy poco a cambio, con tal de mantener el
libre comercio”, argumentó Gustavo de Hoyos, presidente de COPARMEX.
“Las recomendaciones de los empresarios fueron ignoradas”. El líder
empresarial comparó en ocasiones anteriores al acuerdo con la guerra
contra Estados Unidos de 1848, en la que México cedió más de la mitad de
su territorio al vecino del norte.
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