La vacuna del coronavirus pasa por lugar en Oslo
Un protagonista clave en la carrera para desarrollar una
vacuna contra el nuevo coronavirus no hace investigación biomédica.
Tiene tres años, 68 empleados fijos y está en Noruega, que ya ha
reportado casos de la enfermedad.
Sin embargo, la Coalición para la Preparación e Innovación frente a Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés) es “increíblemente necesaria”, asegura Manuel Martín, asesor para la innovación médica y la política de acceso en Médicos sin Fronteras.
“Absolutamente, sin lugar a dudas”, CEPI ha acelerado el desarrollo de una vacuna contra el virus, confirma Phyllis Arthur, vicepresidenta de Enfermedades Infecciosas y Política de diagnóstico en Biotechnology Innovation Organization, la asociación gremial de la industria biotecnológica.
Dado que la contribución de CEPI es en la esfera organizativa, la atención se centra en los científicos que apoya. Pero la coalición es una respuesta social en el más puro sentido inmunológico, acelerando el desarrollo y la distribución de vacunas que el sector privado por sí solo no emprende por falta del acicate más pedestre: el lucro.
Sin embargo, la Coalición para la Preparación e Innovación frente a Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés) es “increíblemente necesaria”, asegura Manuel Martín, asesor para la innovación médica y la política de acceso en Médicos sin Fronteras.
“Absolutamente, sin lugar a dudas”, CEPI ha acelerado el desarrollo de una vacuna contra el virus, confirma Phyllis Arthur, vicepresidenta de Enfermedades Infecciosas y Política de diagnóstico en Biotechnology Innovation Organization, la asociación gremial de la industria biotecnológica.
Dado que la contribución de CEPI es en la esfera organizativa, la atención se centra en los científicos que apoya. Pero la coalición es una respuesta social en el más puro sentido inmunológico, acelerando el desarrollo y la distribución de vacunas que el sector privado por sí solo no emprende por falta del acicate más pedestre: el lucro.
La necesidad se hizo evidente después del brote de ébola de 2014 en África occidental, que mató a más de once mil personas.
Los científicos habían comenzado a trabajar en una vacuna, pero ninguna compañía se había animado a producirla porque el mercado era pequeño y los destinatarios potenciales eran pobres. Así que una coalición movió los hilos para acelerar su aparición.
Los científicos habían comenzado a trabajar en una vacuna, pero ninguna compañía se había animado a producirla porque el mercado era pequeño y los destinatarios potenciales eran pobres. Así que una coalición movió los hilos para acelerar su aparición.
CEPI fue concebida en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, en
enero de 2016. Y vio la luz un año después con financiamiento del foro,
los gobiernos de Noruega e India, la Fundación Bill y Melinda Gates y
Wellcome Trust, una organización benéfica de investigación biomédica con
sede en Londres. De su meta de mil millones de dólares, ha recaudado
760 millones gracias a un mecanismo de financiamiento multianual de sus
fundadores, así como de Australia, Canadá, Alemania, Japón y Reino
Unido.
Encontrar una vacuna para la nueva cepa de coronavirus es la primera
gran prueba de la coalición. El 23 de enero, menos de un mes después de
que los científicos chinos identificaran el virus, CEPI anunció el
fondeo de proyectos para el desarrollo de la vacuna encabezados por
Inovio Pharmaceuticals Inc., ubicado en Pensilvania, la Universidad de
Queensland en Brisbane, Australia, y Moderna Inc. en Cambridge,
Massachusetts.
El 31 de enero, el grupo informó un acuerdo de desarrollo con la
compañía biofarmacéutica CureVac AG de Tubinga, Alemania. El 3 de
febrero, anunció un pacto con el gigante de las vacunas GlaxoSmithKline
PLC para suministrar su tecnología auxiliar, que potencia algunas
vacunas al mejorar la respuesta inmune del cuerpo a ellas (hay, además,
compañías chinas y rusas trabajando en una vacuna fuera del patrocinio
de CEPI.
Una farmacéutica china, BrightGene Bio-Medical Technology Co., está produciendo masivamente una terapia experimental, “remdesivir”, desarrollada por Gilead Sciences Inc. en Foster City, California).
Una farmacéutica china, BrightGene Bio-Medical Technology Co., está produciendo masivamente una terapia experimental, “remdesivir”, desarrollada por Gilead Sciences Inc. en Foster City, California).
El objetivo es tener una vacuna lista para una distribución a gran
escala en 12 a 18 meses, dice Richard Hatchett, director ejecutivo de
CEPI. Ese calendario significa que la vacuna no detendrá el brote
actual.
Enfermedad letal
El peor escenario, explica Richard Hatchett, director ejecutivo de CEPI, es una enfermedad que combine una porción de la letalidad del Síndrome Respiratorio del Oriente Medio (MERS) con el poder de contagio del resfriado común. “Posiblemente con eso estamos lidiando ahora”, señala. Tanto el MERS como algunos resfriados son causados por el coronavirus, como ocurre con el covid-19, el nombre que ha recibido la nueva enfermedad. La coalición le lleva una ventaja a ese virus porque ya estaba trabajando en una vacuna contra el MERS.
El peor escenario, explica Richard Hatchett, director ejecutivo de CEPI, es una enfermedad que combine una porción de la letalidad del Síndrome Respiratorio del Oriente Medio (MERS) con el poder de contagio del resfriado común. “Posiblemente con eso estamos lidiando ahora”, señala. Tanto el MERS como algunos resfriados son causados por el coronavirus, como ocurre con el covid-19, el nombre que ha recibido la nueva enfermedad. La coalición le lleva una ventaja a ese virus porque ya estaba trabajando en una vacuna contra el MERS.
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