La OEA inicia su auditoría entre llamados a la calma en Bolivia
El inicio ayer de la auditoría de la OEA, para
aclarar si existe fraude en las elecciones que dieron por vencedor al
presidente Evo Morales, coincidió con llamados a la calma en Bolivia,
tras fallecer dos personas en la ola de violencia que atraviesa el país.
Hay que "empezar a pacificar Bolivia", proclamó el presidente, en una
esperada comparecencia en la sede de Gobierno en La Paz, donde llamó
tanto a sus afines a levantar los bloqueos en las carreteras como a los
opositores a que cesen los paros ciudadanos de protesta contra él.
"No nos enfrentemos entre bolivianos", insistió después de que la
noche anterior fallecieran dos personas en enfrentamientos entre
partidarios y detractores del mandatario, las primeras víctimas mortales
desde el estallido de violencia tras las elecciones del 20 de octubre.
Arranca la auditoría
Evo Morales comparecía poco después de que cerca de su despacho, en
la sede de la Cancillería de Bolivia, se presentaran los primeros
técnicos de la Organización de Estados Americanos (OEA) llegados al país
para auditar las elecciones y ver si existe el fraude a favor del
presidente que denuncia la oposición.
Abogados, estadísticos, informáticos y así hasta una treintena de
especialistas, que se encargarán durante unos doce días de chequear el
cómputo de votos que dio a Morales una victoria que no le reconocen los
opositores.
Su principal rival político, Carlos Mesa, tampoco reconoce la
auditoría, por estar pactada entre Gobierno y OEA sin haber dado voz a
quienes denuncian el fraude.
Mesa culpó a militantes del MAS, el partido del presidente, de las
muertes el día anterior en la ciudad boliviana de Montero, a la vez que
pidió a los suyos "que se replieguen, que no respondan con violencia".
Asambleas ciudadanas multitudinarias
Al final de la jornada, en varias de las principales ciudades del
país se celebraron cabildos o asambleas ciudadanas multitudinarias, en
las que se declaró un duelo nacional por los fallecidos.
La oposición y los movimientos cívicos contrarios al oficialismo ya
dejaron de pedir una segunda vuelta entre Evo Morales y el expresidente
Mesa (2003-2005), para reafirmar en estos cabildos que se anulen las
elecciones, renuncie el jefe de Estado y se convoquen nuevos comicios.
Sin esperar a una auditoría que denuncian como un mero intento del
Gobierno para mermar el descontento en las calles, en las que este
jueves ya no se constató la violencia de días anteriores.
La Paz, sede del Gobierno y el Parlamento de Bolivia, Sucre, la
capital del país, Cochabamba, Potosí y Tarija fueron algunas de las
ciudades donde una multitud secundó las concentraciones pacíficas,
aunque no faltaron gritos de "Evo asesino".
Luto por los fallecidos
En ellas hubo minutos de silencio por las víctimas en Montero, una
capital de provincias en el oriente del país donde la familia de uno de
los fallecidos, Mario Salvatierra, pedía justicia.
"Pido justicia, que se haga justicia de la muerte de mi marido, que
no quede impune", declaró a Efe Rutthy Salvatierra, viuda de este
conductor de "mototaxi" de 55 años que al igual que Marcelo Terrazas, de
41, murió por impactos de bala.
El comandante general de la Policía Boliviana, Yuri Calderón, que
llevaba días sin aparecer ante los medios en plena crisis en el país,
aseguró en La Paz al final de la jornada que los supuestos autores de
los disparos estaban "siendo en este momento arrestados", sin dar más
detalles.
Una de las resoluciones de los multitudinarios cabildos es que
Policía y Fuerzas Armadas se unan al pueblo y disipen las críticas de
estar al lado de un presidente a quien ya no reconocen.
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