"Como organización, estaremos todo el tiempo revisándonos, y haciendo las cosas mejor"
El ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Juan Ariel Jiménez, informó el 25 de junio pasado que la institución que dirige fue certificada internacionalmente como entidad antisoborno,
lo que implica modificaciones en los procesos internos en busca de
mayores transparencias, además de vigilancias de sus cumplimientos por
parte de comisiones internas y de la sociedad en general.
Jiménez concluye su permanencia en el puesto el 16 de agosto, como resultado del cambio de la administración gubernamental.
Ya
se sabe quién lo sustituirá, el economista Miguel Ceara Hatton, un
reputado profesional de la economía con una gran vocación social por los
paradigmas del desarrollo humano.
Jiménez
explica el significado de la certificación, que transparenta los
procesos internos de cara a toda la sociedad. No se trata de un cuadro
en la pared. Se trata de auditorías recurrentes anuales que confirmen
que todo anda bien, y todo bajo la luz del sol.
P. Bajo su gestión, el Ministerio de Economía,
Planificación y Desarrollo pasa a ser la primera institución pública del
país en ser certificada en antisoborno. ¿Qué significa?
R.
Es un gran paso de avance que una entidad pública en República
Dominicana sea certificada internacionalmente por su política
antisoborno, siguiendo la normativa ISO 37001. En ese sentido, nosotros
vamos a estar siendo auditados por World Compliance Association, y
esperamos obtener nuestra certificación, con lo cual seremos la primera
entidad pública, y una de las pocas de América Latina, también en
obtenerla.
P. ¿Cuáles otros países de América Latina han vanzado en ese sentido?
R. El
país que más ha avanzado en la certificación de antisoborno es Perú,
porque lo exige la legislación local, incluso para proveedores del
Estado. Entonces, en ese sentido Perú tiene varias entidades públicas y
privadas certificadas con la ISO 37001.
También hay otros países como México, que tiene una alcaldía certificada.
P. El MEPyD tiene la certificación, pero ¿qué significa para la sociedad dominicana y para los ciudadanos en particular?
R.
En certificaciones internacionales, en este caso del Ministerio de
Economía, estamos trabajando calidad, la ISO-9001-2015. Estamos
trabajando cumplimiento regulatorio, la ISO 19600, y estamos trabajando
la de antisoborno. En todos estos casos se establecen sistemas que
permiten la identificación, mitigación y gestión de los riesgos, y la
política de mejoras continua.
O sea, que, como organización,
nosotros estaremos todo el tiempo revisándonos, y haciendo las cosas
mejor. Y del hecho de ser certificado por un tercero independiente e
internacional, lo que ayuda es un sello para la sociedad, para que
puedan estar seguros de que sus recursos se están usando de una forma
íntegra, ética y con calidad en los servicios que nosotros ofrecemos.
Entonces,
digamos que en nuestra responsabilidad de rendir cuenta a la
ciudadanía, esto nos ayuda porque es una rendición de cuenta que viene
de un tercero internacional.
P. Una certificación como esta
obliga a todos los empleados de una institución a su cumplimiento.
Entonces, ¿cuáles mecanismos se implementarán para su cumplimiento?
R.
Lo primero que este tipo de certificaciones obligan es a que se tenga
una política, tanto de cumplimiento regulatorio, como de antisoborno. Y
que esa política establezca cuales son las acciones que se esperan de
los empleados, y cuáles acciones están prohibidas. Está textualmente.
También
manda a que se difunda. Cada uno de los empleados tiene que saber
cuáles son las conductas que se espera que ellos tengan y que ellos
eviten.
Pero, además, establece los mecanismos para identificar
los riesgos, como cuáles son los procesos en que existe un mayor riesgo
de incumplimientos regulatorios o de que haya un soborno de la entidad o
a la entidad.
Y el sistema nos manda a poner mitigadores de esos riesgos, a poner mecanismos para evitar que esos riesgos de materialicen.
Además,
se han establecidos canales internos de denuncias, tantos como buzones
anónimos como formularios digitales anónimos, como un “email” para las
denuncias.
A través de esos se pueden identificar posibles casos,
que serían analizados e investigados por el Comité de Ética o el Comité
de Antisoborno, según corresponda, siempre en el marco de la
confidencialidad y aplicando el régimen de consecuencias.
O sea,
que, en lugar de desatar una persecución de personas, lo que crea es un
sistema para la mejora continua para poder identificar potenciales
debilidades.
P. En un país con tantas debilidades
institucionales, ¿cómo se garantiza que con el cambio de un titular o de
la realidad política, no se retroceda en el futuro?
R.
Cuando se logra la certificación, al mismo tiempo se está
comprometiendo a revisiones periódicas por el organismo certificador.
Entonces, en cada uno de esos casos, después de concluida las
auditorias, el próximo año volvemos hacer auditados por el mismo
organismo, y el año siguiente también.
Y luego, en un segundo o
tercer año, dependiendo de cuál sea la certificación, se tiene que hacer
una nueva evaluación, para la recertificación.
Esto conlleva a
que anualmente estemos siendo auditados por un externo, y el riesgo de
tener no conformidades, y de perder la certificación, y que la población
lo sepa, y que la población se queje, es, digamos, un mecanismo para
alinear los incentivos, para que independientemente de quien sea el
titular, no quiera perder la certificación por el riesgo reputacional
que eso implica.
Por eso para nosotros es tan importante que la
población sepa que hemos sido certificados, para que sea la misma
población y los medios de comunicación, que exijan que se mantenga la
certificación.
CREDITOS A DIARIO LIBRE
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