Tiempo, dinero, poder y el capital político institucional
Por Cándido Mercedes
“Dos cosas son infinitas: la estupidez
humana y el universo y no estoy seguro de lo segundo. No todo lo que
cuenta puede ser cuantificable, y no todo lo que puede ser cuantificado
cuenta. Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener
diferentes resultados.
(Albert Einstein).
El tiempo en
que vivimos parecería el de un eclipse total que en medio de la cuasi
tormenta perfecta (sanitaria, social, económica y política) nos desborda
y nos exige en medio de la disrupción, crear a través de la imaginación
los peldaños inagotables del medio de producción por excelencia en la
sociedad del conocimiento: el cerebro. No podemos enzarzarnos de nuestro
pasado, empero, si del empuje hacia un futuro que exprese un nuevo
reinicio de la historia.
El tiempo nos exige reinvertirnos como
nos diría Joel Barker en su libro Los Paradigmas “Con el pasado no
podemos hacer nada, si somos inteligentes debemos de aprender de él, el
presente es solo un instante en la dinámica societal, es en lo que está
por suceder el futuro, donde se encuentran nuestras mejores
posibilidades”. Esta es la temporada, la oportunidad, para reimaginar el
mundo y nuestra sociedad de una manera totalmente diferente. Es el
espacio y al mismo tiempo la coyuntura para reconstruir, diseñar y
rediseñar el complejo hábitat que hemos creado.
A pesar de que Yuval Noah Harari nos dice que jamás subestimemos la
estupidez humana, creo en medio del optimismo y la flor de la fe y la
esperanza, que el mundo cambiará. La normalidad de hace 6 meses, 3, ya
nunca será igual. Nuevas recomposiciones, no solamente fenomenológico se
transmutarán, si no una ola de metamorfosis estructurales que no
dinamitaran pero flagelarán todo el edificio de una contemporaneidad
caracterizada por la desigualdad, la marginación, la discriminación, los
prejuicios y los estereotipos como estampidas de exclusión.
La
mentalidad en un tiempo corto ya no es la misma. Fue tan abrupta la
eclosión de la pandemia que la adaptación ha generado nuevos bríos hacia
una sociedad y un mundo más equilibrado. La estupidez humana no puede
seguir creando un mundo con tantas fragilidades y donde un uno por
ciento de la población mundial condensa toda la riqueza de los demás,
allí donde 100 personas concentran la riqueza de los 60 países más
pobres y la mitad de la población.
Así como existen las 9 Rs de la Economía Circular: Repensar,
Reutilizar, Reparar, Restaurar, Remanufacturar, Reposponer, Reducir,
Reciclar y Recuperar; es alentador tocar la campana para nuevas Rs que
coadyuvarán hacia un mundo más balanceado, más
asentado como es:
Reimaginar, Reconstruir, Rediseñar, Revigorizar, Reequilibrar el planeta
tierra para que los seres humanos puedan vivir con el encuentro de lo
vital de cada persona.
El dinero como entramado político quedó entrampado en la plutocracia y
la cleptocracia en la sociedad dominicana. Lo que vemos no tiene perdón
de Dios. Dinero a raudales en esta campaña electoral. Donde todo el
Estado ha estado al servicio del candidato oficial. De un candidato con
profundas carencias gnoseológicas, sin competencias cognitivas y pésima
imagen ético-moral y donde sus negocios tienen y tenían denodadas
vinculaciones con organizaciones del Estado, violando la Constitución en
sus artículos 135 y 146 párrafo IV.
Es un poder donde todo queda
subordinado a una agenda particular y corporativa, por encima de los
intereses de la sociedad. Es un retroceso democrático e institucional
que aterra. En el Artículo 22 de la Ley de Estrategia Nacional de
Desarrollo se ventiló en sus indicadores lo siguiente:
a) Para el 2020 la confianza en los partidos políticos debería estar en 27.1, está actualmente en 16;
b) El Índice de Percepción de la corrupción debería estar para el 2020 en 4.8, sin embargo, llegamos a 2.8;
c)
El Índice de Fortaleza Institucional para el 2020 en una escala de 1 a
7, la Estrategia Nacional de Desarrollo contemplaba arribar a 4. No
obstante, está muy lejos de ese parámetro planificado, estamos en 2.6.
La falencia y carencia es tan significativa en el alcance de lo
político institucional que lo que hoy estamos asistiendo con FASE y PA
TI no debió operar si hubiésemos respetado la ley señalada
precedentemente, que se supone la carta de ruta del país 2010-2030. El
Artículo 31, acerca de las Reformas Asociadas al Tercer Eje, en el
numeral 2 contempla el Seguro de desempleo, en un plazo no mayor de 2
años. Esto es, a más tardar en el 2014 la sociedad dominicana
descansaría en esa enorme conquista en la dimensión social laboral.
Hoy,
sin embargo, se ve como una ayuda del gobierno todo lo relativo a la
protección social como derecho, se ve como clientelismo, como que la
gratitud se debe de tener al presidente y no al Estado que es la
sociedad políticamente organizada. Ello ha sido articulado en la fragua
de una campaña electoral donde se instrumentaliza para beneficiar al
candidato oficialista. Las vallas de Gonzalo Castillo y Margarita
Cedeño, desmesuradas, desmedidas, descomunales, rezan: “Cuídate tú y los
tuyos que de la ayuda social nos encargamos nosotros”.
Lo
político institucional está tan degradado, tan sinóptico, que el
Director de la Autoridad Portuaria pidió licencia de su cargo el 31 de
mayo a través de un discurso por televisión, cuando la proclama de la
Junta fue en marzo. Todavía este es el momento que la señora Margarita
Cedeño no toma licencia, cuando el Artículo 196 de la Ley 15-19,
Párrafos I y III lo estipula y la Ley de Función Pública en su Artículo
80, numeral 13, lo dice de manera taxativa. La Constitución en sus artículos 211 y 212 lo decanta y lo
más importante, lo ético en el ejercicio de la política. ¡La decencia es
un imperativo medular!
Es como nos decía Manuel Castells, en su
libro RUPTURA, La crisis de La Democracia Liberal “ En realidad , la
democracia se construye en torno a las relaciones de poder social que la
fundaron y va adaptándose a la evolución de esas relaciones de poder
pero privilegiando el poder que ya está cristalizado en las
instituciones”.
Todo el despliegue de campaña, de anuncios, de
publicidad, de las dadivas, de las limosnas, de tratar de convertir las
debilidades del Candidato oficialista en fortaleza, porque es un “hombre
de acción”, y todo el tinglado de corrupción y perversión, no
representan lo más sano de la sociedad dominicana y en consecuencia es
una flagelación, un verdadero vapuleo a la construcción de la
legitimidad política.
¡Un azotamiento demencial , sin ideas ni espacio de opinión real,
original. Un cotarro sin más vuelo que en la tierra. Nada de
resignación. La indignación es la cantera que construye la trinchera
para encontrar la esperanza y anidarla en la fe de que el cambio
rupturara el miedo, henchido de alas verdes en fragor de una nueva
historia de derecho y de calles firme en lo político e institucional que
yugule la putrefacción y la descomposición que nos arropa.
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