“Sería rentable para Lidom aplicar programa dopaje”
¿Estaban ya
dopados Pablo Reyes, Francis Martes y Domingo Leyba cuando se
uniformaron con Licey, Escogido y Estrellas el torneo pasado? ¿Algún
otro de los 352 que vieron acción en la serie regular sin tener contrato
con equipos de la MLB? Son preguntas que quedan en el aire.
La Lidom no tiene en agenda implementar un programa de dopaje, como ya lo hacen las ligas de México y Venezuela; es un tema que ni siquiera se incluyó en las estancadas negociaciones con el sindicato de peloteros y las fuentes que hablan bajo condición de anonimato lo atribuyen al costo que conllevaría su aplicación y que no ven los beneficios que pudiera representar.
Pero Marcos Díaz considera que no solo traería una “alta” rentabilidad al circuito otoño-invernal implementar un programa de pruebas, sino que está en el deber de hacerlo lo antes posible.
Díaz
perdió en mayo pasado dirigir la Agencia Mundial Antidopaje (WADA en
inglés) ante el polaco Witol Banka, pero en noviembre fue elegido de
forma abrumadora presidente del Consejo Mundial contra el Dopaje en el
Deporte de los Estados miembros de la Unesco.
“¿Qué yo gano, como empresa privada como la liga, porque esto me añade un costo? Lo que han visto las ligas profesionales es la inversión en credibilidad, en que la Major League Baseball te anuncie hoy ‘tengo un programa que castiga el dopaje’, ¿ok? En que las ligas profesionales te digan, ‘yo le garantizo a mi audiencia, al que me ve, que esto no es un fraude, que esto no es trampa, que yo además de cubrir la credibilidad garantizo la salud, me evito escándalo’. Creo que ese es el principal activo que adquiere y compra cuando tú inviertes recursos en un programa antidopaje”, dijo Díaz.
Los jugadores bajo la sombrilla de la MLB, ya sean ligamayoristas o estén en las menores, están expuestos a ser examinados los 12 meses del año. Es la única prueba a la que se exponen en la Lidom, pero en el curso pasado solo fueron 68 de los 420 que jugaron en la fase regular, es decir, el 16%.
“La Lidom no puede estar ajena a empezar a promover el juego limpio y garantizar la salud de todos sus jugadores. Para ello el órgano facultado por el Estado, el país es signatario de convención internacional contra el dopaje en el deporte, que lleva consigo el código mundial antidopaje. Creo que se dan las condiciones para que la liga haga ese acercamiento oportuno y deposite en manos de un tercero imparcial debidamente acreditado correr el programa antidopaje de manera inmediata”, dijo Díaz, ex nadador de ultradistancia y desde 2012 viceministro de Deportes.
Ese tercero es la Agencia Nacional Antidopaje, que dirige el doctor Milton Pinedo, y que está autorizada por la WADA, con gran éxito en la prevención del dopaje entre los atletas olímpicos dominicanos, que desde 2002 no pierden una medalla por descalificación en los laboratorios.
Una inversión que Díaz entiende tendría un efecto dominó en las divisiones inferiores. De hecho, Díaz sugiere emular el caso venezolano, que lanzó su programa en 2014, y compara los datos de dopaje de quisqueyanos respecto a los bolivarianos, tanto en ligas menores como la MLB.
La Lidom no tiene en agenda implementar un programa de dopaje, como ya lo hacen las ligas de México y Venezuela; es un tema que ni siquiera se incluyó en las estancadas negociaciones con el sindicato de peloteros y las fuentes que hablan bajo condición de anonimato lo atribuyen al costo que conllevaría su aplicación y que no ven los beneficios que pudiera representar.
Pero Marcos Díaz considera que no solo traería una “alta” rentabilidad al circuito otoño-invernal implementar un programa de pruebas, sino que está en el deber de hacerlo lo antes posible.
“¿Qué yo gano, como empresa privada como la liga, porque esto me añade un costo? Lo que han visto las ligas profesionales es la inversión en credibilidad, en que la Major League Baseball te anuncie hoy ‘tengo un programa que castiga el dopaje’, ¿ok? En que las ligas profesionales te digan, ‘yo le garantizo a mi audiencia, al que me ve, que esto no es un fraude, que esto no es trampa, que yo además de cubrir la credibilidad garantizo la salud, me evito escándalo’. Creo que ese es el principal activo que adquiere y compra cuando tú inviertes recursos en un programa antidopaje”, dijo Díaz.
Los jugadores bajo la sombrilla de la MLB, ya sean ligamayoristas o estén en las menores, están expuestos a ser examinados los 12 meses del año. Es la única prueba a la que se exponen en la Lidom, pero en el curso pasado solo fueron 68 de los 420 que jugaron en la fase regular, es decir, el 16%.
“La Lidom no puede estar ajena a empezar a promover el juego limpio y garantizar la salud de todos sus jugadores. Para ello el órgano facultado por el Estado, el país es signatario de convención internacional contra el dopaje en el deporte, que lleva consigo el código mundial antidopaje. Creo que se dan las condiciones para que la liga haga ese acercamiento oportuno y deposite en manos de un tercero imparcial debidamente acreditado correr el programa antidopaje de manera inmediata”, dijo Díaz, ex nadador de ultradistancia y desde 2012 viceministro de Deportes.
Ese tercero es la Agencia Nacional Antidopaje, que dirige el doctor Milton Pinedo, y que está autorizada por la WADA, con gran éxito en la prevención del dopaje entre los atletas olímpicos dominicanos, que desde 2002 no pierden una medalla por descalificación en los laboratorios.
Una inversión que Díaz entiende tendría un efecto dominó en las divisiones inferiores. De hecho, Díaz sugiere emular el caso venezolano, que lanzó su programa en 2014, y compara los datos de dopaje de quisqueyanos respecto a los bolivarianos, tanto en ligas menores como la MLB.
“En
el caso de la Lidom yo creo que sería tremenda rentabilidad en el
negocio cuando inviertes en algo que te da credibilidad, sobre todo
cuando el béisbol se nos ve constantemente empañado en distintos casos y
como eso permea, inclusive en la sociedad y las ligas y la estructura
deportiva del béisbol previo a la liga de invierno”, dijo Díaz.


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