El debate: Luis lo ganó sin comenzar

 

Por Richard Pérez

El primer debate presidencial televisado de América Latina, se produjo en Ecuador para el año 1978, con la participación de los candidatos que fueron a la segunda vuelta. Aunque ya los debates presidenciales se habían originado en Suecia para el 1934, a través de la radio y en el 1948 se transmitían por TV.

Al observar la línea de tiempo sobre los debates presidenciales, la República Dominicana, que es sin lugar a dudas, uno de los países más democráticos del mundo, ha estado estancada con relación a la confrontación directa de ideas de quienes tienen intención de dirigir los destinos del País. Naciones como Ecuador, Chile, Venezuela, Colombia, Argentina, Brasil, entre otras, ya han madurado en torno a los debates presidenciales, convirtiendose en obligatorio y común la participación de l@s candidat@s y la población.

La República Dominicana, tienes casi 100 años tratando de generar una discusión frontal analítica y madura entre los que aspiran a la Primera Magistratura de Estado y no se ha logrado, debido a que los Jefes de Estado o los que se han creído ganadores de la contienda electoral, se han llenado de arrogancia, prepotencia o por conveniencia, descalifican a sus adversarios.

Hoy, por fin, un Presidente que va a una reelección, atiende el compromiso histórico de asumir y participar en el debate presidencial. Acontecimiento éste, que sellará la democracia en la República Dominicana. Más aún, por el sacrificio de un Presidente que está posicionado para ganar de manera olgada sin necesidad de una confrontación directa.

Algunos le han recomendado al Presidente no participar en este debate, argumentando que podría lacerar su alta puntuación y valoración. Expresan que no le hace falta entrar en contradicción de manera pública y televisiva, con adversarios que no tienen ni la más remota posibilidad. Ahí radica la grandeza del Presidente, que con esta decisión está creando una impronta, una cultura que fortalece la democracia más allá del momento coyuntural electoral. Obligando de manera moral y luego Constitucional, a todos y todas los quieran dirigir la Nación, a prepararse para debatir.

El solo hecho de decir SÍ al debate, ya el País y Luís Abinader ganaron.