lunes, 7 de febrero de 2022

Soldados de EEUU llegan a Polonia


 

En principio todo era motivo de celebración y alegría. El Estado había decidido desarrollar proyectos a través de las llamadas Visitas Sorpresa, apoyando personas de bajos ingresos e invirtiendo recursos millonarios para criar conejos.

La carne era vendida a los hoteles, restaurantes y supermercados, y en poco tiempo se distribuía a través del almuerzo escolar. Cada proyecto, 32 en total, sacaba más de 3,000 libras mensuales. Pero, de pronto, en 2020 se inició la pandemia del COVID-19. El panorama comenzó a cambiar porque los establecimientos comerciales se vieron forzados a cerrar sus puertas. Esto pasaba mientras la cantidad de conejos comenzaba a aumentar.

Neida Ivelisse Pérez, productora y presidenta de la Asociación del Agro La Altagracia, un movimiento que agrupaba a 35 mujeres de Barahona, dice a Diario Libre que, ante la falta de ayuda del actual gobierno y de los ingresos para poder comprar alimentos, los animales comenzaron a morir. Cuenta que eran sacados en sacos, carretillas y cubetas.

La cunicultura en la República Dominicana ha sido golpeada por la pandemia y por la falta de apoyo de las autoridades. También, por lo limitado del mercado para colocar la carne. Además, los veterinarios que visitaban los proyectos dejaron de ir y el Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario (FEDA) le quitó el camión a la Asociación del Agro La Altagracia, un medio de transporte usado para llevar la carne de conejo al Merca Santo Domingo y a los demás clientes que realizaban sus pedidos a las asociaciones.

 

 

CREDITOS A DIARIO LIBRE

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