viernes, 7 de agosto de 2020

El cerdito que anima la cuarentena de vecinos de Buenos Aires

El portal de la casa está abierto y puede verse cómo Tuti come plácidamente sus semillas. Lo hace con pulcritud, despacio, sin ansias. Mientras transcurre su hora del almuerzo, una mujer y tres niñas observan al animal desde la calle, a la expectativa, asombradas con la imagen de este pequeño cerdo porteño.
“Pero esto es una locura”, exclama la mujer, sin apartar la vista de tamaño espectáculo visual. “Mirá la colita”, añade con inocencia una de las niñas, mostrando, como tantos otros vecinos, su incredulidad por una de las mascotas más atípicas de Buenos Aires. Después de llenarse el estómago, es la hora del paseo de Tuti. Su “madre”, Veri, ata con cuidado una correa en torno al lomo del animal, que desde la lejanía no parece diferente a un perro de tamaño mediano, salvo por su cola rizada y por un peso de nada menos que 70 kilogramos.
En ese rato de ocio, Tuti llama siempre la atención- los niños se paran a saludarle, al igual que los perros, tan sorprendidos como sus dueños de ver a un cerdo caminando alegremente por las calles de la capital argentina. Al igual que otros muchos países del mundo, el interés por las mascotas “exóticas” es cada vez mayor en Argentina, una fascinación que lleva a muchas personas, como Veri, a adoptar un “minipig» (cerdo pequeño) como animal de compañía.
En una conversación con Efe, Veri admite que muchos vecinos han aprovechado esta extensa cuarentena para conocer de cerca a su mascota, famosa en todo el barrio de Liniers desde que apenas tenía dos meses de vida. Ahora ya cumplió un año y acapara cada vez más atención.