Participación de La Plaza Alzá , presente,fuerte y clara, en el Diálogo Político y Ciudadano

Sigue
en pie la misma Junta Central Electoral que suspendió las elecciones
municipales del 16 de febrero, siendo o cómplice de un intento de fraude
o incapaz de hacer el trabajo para el que la ciudadanía le paga. En vez
de renunciar o ser destituida es la misma Junta que organiza las
próximas elecciones. También sigue en su cargo el Procurador General de
la República, que no tiene la legitimidad para ejercer una investigación
confiable y, en su lugar, el Estado dominicano le cede las funciones
del procurador a la OEA, supuestamente para garantizar transparencia e
independencia, junto con la fundación IFES. Pero ¿la misma OEA que
patrocinó y avaló la intervención norteamericana de 1965, contra la que
este pueblo se alzó? ¿La misma OEA desprestigiada por sus auditorías
amañadas y por imponer gobiernos? ¿La misma OEA que ya estuvo de
observadora internacional desde antes del 16 de febrero y que,
evidentemente, no cumple un rol independiente, cuando ha dicho esta
semana, citamos, que “República Dominicana tiene una democracia fuerte,
una democracia vibrante”? ¿La misma fundación IFES cuyo 70% del
financiamiento viene del Departamento de Estado de los Estados Unidos?
Hasta el día de hoy, lo único que tenemos es una promesa de “auditoría”
del organismo más desprestigiado de la región en materia electoral, que
además nos dice que sus resultados no se sabrán por ahora. Y hoy por hoy
no tenemos la más mínima certeza de que el 15 de marzo no habrá un
nuevo fraude. ¿Se supone entonces que asumamos el “diálogo” como un
premio de consolación?
Hay quienes plantean que estamos ante una “crisis electoral”. Quienes
somos parte del colectivo formado en las protestas, La Plaza Alzá, no
estamos de acuerdo. Toda persona que haya escuchado lo que la gente dice
en la Plaza de la Bandera, sabe que esto va mucho más allá. Como dijo
una joven en una Asamblea en la Plaza esta semana -y cito: “No es solo
cuestionar a la JCE. Aquí hay que cuestionarlo todo”, “hay que
desenmascarar a la partidocracia”. Y así hay miles de planteamientos
similares.
Lo ocurrido el 16 de febrero fue un crimen contra el país. Los de
arriba a lo sumo se han preocupado de en qué salón van a discutir y con
quiénes, para asegurar sus intereses, pero ni por un momento han
volteado la cara a mirar lo que el pueblo exige y demanda. El intento de
fraude electoral fue la gota que rebasó el vaso en una República
Dominicana llena de desigualdades e injusticias, salarios de miseria,
ausencia de servicios públicos de calidad, privilegios de unos pocos,
corrupción e impunidad. Y de esto son cómplices el gobierno, el
empresariado y los partidos tradicionales, aunque tengan nuevas siglas,
nuevos colores y a veces nuevos rostros. Esos partidos que no están a la
altura de las protestas, porque no han presentado programas que
reflejen las exigencias sociales más sentidas de la gente.
Pero no crean que no sacamos nada positivo de todo esto. Sí que lo
hay y eso es que, al fin, hemos despertado. Como decían carteles en la
Plaza de la Bandera “nos han quitado tanto, que nos quitaron el miedo”.
La gente se ha dado cuenta de que la política le pertenece, de que no
puede quedarse tranquila mientras le arrebatan lo mínimo que una
democracia le debe garantizar a su ciudadanía, que es el derecho al
voto. Nos hemos movilizado, nos hemos organizado, mostrando que nos
hartamos; gente de todas las edades, sectores, clases sociales y
lugares, hemos salido a la calle y ahí es que nos tenemos que quedar
para recuperar y defender el derecho fundamental a elegir de forma
libre, limpia y consciente.
Para terminar, si bien estamos de acuerdo con varias de las
propuestas planteadas en la convocatoria, refutamos por completo otras.
Debemos seguir manifestándonos para exigir:
- Investigación independiente de lo que pasó en las elecciones, sí, pero no olvidemos el castigo ejemplificador a los culpables del crimen contra el país cometido el 16 de febrero.
- Destitución del Procurador General de la República y principales responsables en el descalabro del Ministerio Público, y su sustitución por personas creíbles, independientes del poder político y empresarial, para que cumplan con su deber y no permitir la impunidad, empezando por el crimen del 16 de febrero.
- Fin de la intervención de la OEA, la IFES y poderes foráneos en nuestros asuntos internos.
- Que la Junta abra con urgencia un formulario de inscripción para que la ciudadanía se inscriba y participe en la observación electoral en los recintos de votación, con plena libertad y sin restricciones.
Pero lo más importante es que la juventud, la ciudadanía, y
organizaciones sociales y populares: no nos dejemos desmovilizar por la
lógica que nos quieren imponer desde arriba los de siempre. No confiemos
en este diálogo con la misma clase política responsable del desastre.
Si queremos lograr verdad, castigo a los culpables, elecciones limpias y
cambios profundos, la historia nos ha enseñado que eso solo se logra
con la movilización. No nos conformemos. Sigamos manifestándonos,
sabiendo que esto no se acaba el 15 de marzo ni el 17 de mayo. Como
expresaban carteles en las manifestaciones, ¡que se cuiden los que están
y se cuiden los que vengan!
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