Países nórdicos se oponen a salario mínimo en la UE

Desde que asumió la presidencia de la Comisión Europea, Ursula von
der Leyen, prometió un salario mínimo para los trabajadores de la UE. El
momento de la promesa fue julio de 2019, cuando estableció una agenda
social de 100 días…que empezaron a contar el 1 de noviembre, día en que
tomó posesión del cargo. La dirigente alemana no ha perdido el tiempo: a
principios de enero encomendó al luxemburgués Nicolas Schmit la tarea
de consultar a diferentes agentes sociales con el objetivo de ir
trazando el diseño de ese particular SMI europeo, que apunta a ser
aproximadamente el 60% de los sueldos medios de cada país. Y ya tiene
las primeras señales de rechazo.
Provienen
de los países nórdicos, que suponen una excepción en el panorama
laboral europeo. Su fijación de sueldos (Dinamarca, Suecia y Finlandia
son tres de los seis países de UE que no tienen salario mínimo) responde
a la negociación colectiva y los convenios de cada sector, ideas
alejadas de lo que sucede en los otros 22 países de la Unión
El temor de los países nórdicos, compartido por patrones y sindicatos, es que el establecimiento de un salario mínimo comunitario repercuta negativamente en los sueldos de sus trabajadores, que los pueda recortar o que pueda crear una jurisprudencia contra su propio modelo, que se quedaría al margen de la política laboral de la Unión Europea.
El temor de los países nórdicos, compartido por patrones y sindicatos, es que el establecimiento de un salario mínimo comunitario repercuta negativamente en los sueldos de sus trabajadores, que los pueda recortar o que pueda crear una jurisprudencia contra su propio modelo, que se quedaría al margen de la política laboral de la Unión Europea.
Se trata de una amenaza ante la cual la Comisión Europea ha querido
salir al paso. En el texto de consultas aprobado por el organismo, se
garantiza que el establecimiento de salarios más justos para los
trabajadores europeos se haría “respetando las tradiciones nacionales,
la autonomía de los agentes sociales y la libertad de la negociación
colectiva”.
Sin embargo, en los países nórdicos se mantienen las reticencias. El ministro de Trabajo danés, Peter Hummelgard, se mostró a favor de la mejora de condiciones de los trabajadores, “sin socavar los modelos de negociación colectiva que funcionan”.
Sin embargo, en los países nórdicos se mantienen las reticencias. El ministro de Trabajo danés, Peter Hummelgard, se mostró a favor de la mejora de condiciones de los trabajadores, “sin socavar los modelos de negociación colectiva que funcionan”.
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