Manifestantes iraquíes no lamentan la muerte de Soleimaní pero temen escalada Bagdad
Los manifestantes iraquíes que llevan desde octubre protestando en
las calles para pedir reformas políticas y económicas no han lamentado
la muerte del poderoso general iraní Qasem Soleimaní un bombardeo ayer
en Bagdad, pero temen que las tensiones por su asesinato repercutan en
la revuelta popular.
En
un comunicado leído anoche en la plaza Tahrir de Bagdad, epicentro de
las protestas desde su estallido el 1 de octubre, los manifestantes
condenaron el ataque estadounidense que costó la vida al comandante de
la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní y al
vicepresidente de las milicias iraquíes Multitud Popular, Abu Mahdi al
Mohandes, además de otras seis personas.
En la nota que fue distribuida también en las redes sociales
consideraron que con ese bombardeo “la soberanía de Irak ha sido
violada”. “Nosotros, los manifestantes de la plaza Tahrir, condenamos la
imprudencia y la brutalidad de la política estadounidense al cometer
asesinatos de figuras iraquíes (…) y rezamos por todos los mártires de
Irak”, agregó el comunicado del movimiento popular que no tiene un
liderazgo claro.
Asimismo, los manifestantes volvieron a rechazar la injerencia de
cualquier país en Irak, tal y como vienen haciendo en las calles en los
pasados meses, en los que se han visto muestras de rechazo a Irán y su
influencia sobre los dirigentes iraquíes, contra los que protestan.
Por ello, recordaron que fueron “los partidos corruptos” los que
dieron luz verde a las fuerzas estadounidenses para actuar en suelo
iraquí “y volar en su cielo sin supervisión ni responsabilidad”.
Uno de los manifestantes de 28 años, Nabil Sabah, dijo a Efe que
rechaza el asesinato de cualquier iraquí, incluso de aquellos respecto a
los que tiene una opinión negativa- “Deberían recibir su castigo a
través de la ley y de un juicio justo”, agregó. “No quiero que mi país
sea un campo (de batalla) entre EE.UU. e Irán porque somos nosotros los
que pagaremos el precio. EE. UU. debe liquidar sus cuentas con Soleimaní
y otros fuera de las fronteras de Irak”, afirmó este joven empleado
estatal.
Por su parte, Nizar Ali, estudiante de 22 años, consideró que
“Soleimaní era un gran jugador en el tablero iraquí y ha interferido
mucho en los asuntos” del país árabe, asegurando que estuvo detrás de la
muerte de los manifestantes iraquíes, más de 500 de los cuales han
perdido la vida desde octubre. Nizar señaló que en Tahrir las
actividades diarias de los manifestantes, que mantienen una acampada
permanente en esta plaza, no se han detenido tras el ataque
estadounidense y que incluso algunos manifestantes celebraron el
asesinato de Soleimaní, especialmente amigos y familiares de los
fallecidos en las protestas.
El comandante era el encargado de las operaciones militares en el
exterior de Irán, sobre todo en Irak y en Siria, donde supervisaba a las
milicias chiíes respaldadas por Teherán, como es el caso de algunos
batallones que integran la Multitud Popular.
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