viernes, 22 de noviembre de 2019

Siguen las fuertes represiones contra gente de Evo en Bolivia


Ataúdes dejados en medio de la calle, con la gente corriendo alrededor despavorida mientras los policías lanzaban gases lacrimógenos, fue la triste imagen en que acabó este jueves una multitudinaria marcha que había llegado tranquilamente a La Paz.

La procesión con féretros partió de la vecina ciudad de El Alto, para avanzar unos dieciséis kilómetros en unas cuatro horas de caminata hasta llegar al centro de La Paz. 

La multitud acompañaba varios féretros con los cuerpos de algunos de los ocho fallecidos cuando un operativo militar y policial buscaba el pasado martes vencer el cerco de cientos de manifestantes para liberar un convoy de camiones cisterna en El Alto. 

El núcleo de esta gran procesión conformada por decenas de miles de personas fueron los ataúdes, colocados en los techos de vehículos. 

Una manifestación en parte funeral y en parte protesta contra el Gobierno de transición de la presidenta boliviana Jeanine Añez. 

La wiphala, destacaba con crespones negros entre la multitud. “Añez, golpista, el pueblo no te quiere”, gritaban miles de hombres y mujeres, muchas de ellas cholas, indígenas aimaras, que consideran que la salida de Evo Morales de la Presidencia del país fue empujada por las fuerzas armadas y por tanto un golpe de Estado. 

“Lo queremos es justicia”, dijo a Efe Marlene Limachi, una mujer de Senkata, la zona de El Alto donde hubo los muertos, que aseguró que el día en que el ejército intervino en la planta de combustibles supuestamente también habían helicópteros desde donde se disparó a los manifestantes.