lunes, 18 de septiembre de 2017

Oscuridades del Faro que se visualizó como el mayor monumento de América

NACIONAL
SANTO DOMINGO ESTE. Cuando el Faro a Colón apenas era una idea, en 1925 el Gobierno dominicano visualizaba que debía ser “el mayor monumento de América y uno de los más grandiosos y bellos de la tierra”. Ya tiene 25 años de erigido, aloja exhibiciones que hay que alumbrarlas con una linterna para observarlas, tiene salas cerradas y en reparación que albergan bacterias, y no hay fecha para que vuelva a ser esa fuente que despedía un espectáculo de luces.

La estructura es lugar de empleo de 76 personas. Tiene forma de una inmensa cruz acostada y es visitada a diario por turistas. Solo el año pasado lo hicieron 24,261 extranjeros y en este ya iban 21,795 en julio. A ellos les atrae en especial un mausoleo donde se asegura que están los restos de Cristóbal Colón (afirmación que aún se discute), a quien la historia le atribuye haber descubierto América.

Los visitantes también se pasean por 48 salas museográficas. Cada una exhibe piezas de un país específico. Son tan apreciadas que se han producido robos, como el ocurrido en 2011 cuando se sustrajo un arma de fuego antigua, conocida como arcabuz, que posteriormente la Policía recuperó.

El guía Edwin Ramírez explica que lo que se presenta en cada sala fue donado por la nación representada, por eso unas son más ricas en artículos que otras. Japón, por ejemplo, cedió un sistema audiovisual para mostrar al público su exposición, pero estos viejos artefactos se han convertido “en piezas de museo” en sí mismos: no funcionan y ya son obsoletos.

De los seis niveles que tiene el edificio, solo el público accede al primero. En los superiores hay salas en reparación que Ramírez explica que se han abierto con un permiso especial para estudiantes e investigadores. Cuenta que estas guardan riquezas históricas como originales de naufragios registrados en los siglos XV y XVI, planos de otros diseños que se hicieron para el edificio del Faro, grilletes de esclavos, barcos de la Era de Trujillo, vestimentas antiguas y el esqueleto de un haitiano que luchó en las refriegas por la independencia.

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