España tendría más problemas sin Cataluña, que Cataluña sin España
INTERNACIONAL
Mucho se ha hablado de cómo
sería una Cataluña sin España: que si sería una isla fuera de Europa,
que si habría huída de capitales e inversión, que si su economía se
hundiría por los gastos que debería afrontar para dotarse de estructuras
nacionales, que si habría hiperinflación por tener que crear una moneda
propia… Sin embargo, no se ha tratado demasiado cómo sería una
España sin Cataluña.
A grandes rasgos, perdería 7,5 millones
de habitantes (y contribuyentes) y unos 212.000 millones de euros de
PIB, por no hablar de las importaciones, de la conexión mediterránea con
Francia o de los recursos naturales e hídricos que desaparecerían
-desde la desembocadura del Ebro hasta buena parte del Pirineo-.
De hecho, la mitad de la frontera con Francia desaparecería. Sin La
Jonquera, la mejor conexión terrestre con el resto de Europa pasaría a
ser el de Hendaya, por Irún, ya que el resto de trazados del son
carreteras secundarias o, directamente, vías de montaña. Andorra dejaría
de ser accesible directamente desde España.
Y claro, también se irían centenares de
kilómetros de costa con su enorme potencial turístico, todo el
patrimonio cultural -desde la Sagrada Familia hasta Dalí- y hasta
infraestructuras estratégicas.
Entre ellas destacan quizá tres. La
primera, el aeropuerto de El Prat, el segundo del país casi empatado con
el de Barajas: el pasado mes de agosto 4,9 millones de pasajeros
pasaron por sus pistas en casi 31.500 operaciones. Es,
además, el tercero en transporte de mercancías, con un 40% del volumen
del de Barajas y algo por detrás del de Zaragoza.
Junto al del Prat desaparecerían del control patrio los aeropuertos de Girona (16º
en pasajeros, 19º en operaciones y 26º en mercancías), el de Reus (18º
en pasajeros, 21º en operaciones, 45º en mercancías) o el de Sabadell
(44º en pasajeros, 17º en operaciones, 44º en mercancías)
La segunda gran infraestructura que
desaparecería sería la portuaria. El puerto de Barcelona es el segundo
puerto en tráfico, con 5,9 millones de toneladas en julio, y también en
pasajeros, con más de medio millón. También es importante el de
Tarragona, sexto en tráfico, aunque apenas relevante en pasajeros.
Importantes zonas industriales dejarían
de ser españolas, como la factoría de Seat en Martorell o la de Nissan
en la Zona Franca. Junto a ambas factorías, parte del tejido industrial
catalán tiene que ver con los componentes, también del sector automóvil.
Quizá uno de los impactos más
significativos, sin embargo, sería el de la pérdida de centrales
nucleares. Desaparecerían dos -una de ellas con dos reactores, y otra
con uno activo y uno inactivo-, las de Ascó y las de Vandellós, todas
ellas en Tarragona.
La potencia eléctrica acumulada que
generan asciende a La potencia sumada es de 3146,85 megavatios. Supone
casi un 40% del total de las centrales nucleares españolas.
Muchas otras infraestructuras pasarían a
dejar de estar bajo control del Gobierno, desde los centenares de
kilómetros de autopista y autovía hasta las carísimas conexiones de Alta
Velocidad ferroviaria que unen las cuatro capitales catalanas, además
de llegar hasta Figueres y de ahí a Francia.
Telefónica vería afectadas dos
importantes infraestructuras, como son los cables submarinos: dos salen
de Cataluña, uno de 309 kilómetros que une Gavá con la localidad balear
de Ses Covetes, y otro de 760 kilómetros que une Barcelona con la
localidad italiana de Savona.
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