La única forma de ‘ganar’ una guerra nuclear es eliminar las armas
La primera, y única, regla del club de la disuasión nuclear es sencilla: nunca permitas que un enemigo aniquile tus armas atómicas. La única forma de ‘ganar’ una guerra nuclear es eliminar las armas del adversario en un golpe sorpresa que le deje sin posibilidad de respuesta, por lo que se dedica mucho esfuerzo e inversión a asegurar la supervivencia de suficiente capacidad como para infligir daños insoportables a cualquier enemigo, incluso si éste ataca primero.
La estrategia nuclear completa de países como Francia o China se basa en esta idea, pero Rusia la está llevando recientemente un paso más allá.
Las grandes potencias han utilizado durante los últimos años sistemas de armas como los submarinos de misiles balísticos (o SLBM, en sus siglas en inglés), o los silos reforzados para albergar y proteger los misiles con base en tierra.
Los SLBM, sin embargo, son caros de construir y operar, y los silos, por reforzados que se construyan, son localizables y por tanto vulnerables. Una forma de crear una capacidad de respuesta asegurada con misiles terrestres es cambiarlos de sitio de modo que el enemigo no sepa exactamente dónde están.
China utiliza una red de túneles y EEUU diseñó un sistema basado en ferrocarriles que movieran misiles entre diferentes silos. Pero sólo la antigua URSS llegó a construir y operar una fuerza de represalia basada en trenes que se desmanteló tras la fragmentación del gigante soviético.
Ahora Rusia los está devolviendo a la vida en forma del sistema Barguzin de misiles intercontinentales balísticos (ICBMs) montados sobre vías. Es el regreso de lo que ya se conoce como trenes del apocalipsis.
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