EL BOMBARDERO ESTÁ DE VUELTA

 

El 17 de agosto de 2011 llegó a España con la convicción de tener un despunte meteórico. Aquella tarde, mientras era presentado en Anoeta con la camiseta número 23,Carlos Vela, de entonces 22 años, pronunció una frase escueta que encontró un hueco en la memoria de quienes lo recuerdan como un delantero aguerrido, que un año atrás había disputado con la Selección Mexicana el Mundial de Sudáfrica 2010: “Llego aquí a la Real Sociedad, para vivir un etapa que será el trampolín para dar un salto de calidad hacia el triunfo”.

La estampa ilusionó más de la cuenta y se recuerda porque marcó el inicio de una etapa dulce a nivel de clubes para el delantero mexicano, que a la postre y tras las negativas que dio al conjunto azteca, abrió el debate sobre si era o no un jugador impresicindible para la Selección Nacional.

Y es que Vela, mientras se ausentó del Tricolor, no perdió el tiempo. Lo aprovechó de una forma encomiable en la que cinceló una figura de artillero que comenzó a construir con el Celta, Salamanca, Osasuna, Arsenal y West Bromwich. Vela se convirtió en un auténtico Bombardero.

Tras no encontrarle un hueco en el primer equipo, el Arsenal lo cedió para la temporada 2011-12 e incluyó en el contrato de la operación una cláusula con opción a compra que los de San Sebastián podrían hacer valida al final de temporada. Aunque Carlos tuvo un arranque complicado una vez que eclipsó la red terminó totalmente enchufado: fue el goleador del equipo con 12 dianas que incluyeron un golazo de chilena al Málaga que valió para encarrilar la remontada (3-2) de los suyos.

“Vela fueo un jugador excepcional. Nos ayudó muchísimo y nuestra afición lo valoró”, recuerda Antoine Griezmann, quien compartió vestidor con el exjugador del Arsenal durante tres campañas.

Así fue como el oriundo de Cancún, Quintana Roo, comenzó su idílio con el cuadro donostiarra, que no dudó en validar la cláusula contractual para ficharlo al terminó del verano y ofrecerle un contrato por cuatro años.

Vela tenía mucho más para dar. Su nombre quedó grabado en los libros de jugadores insignes de la Real Sociedad. En la temporada 2012-13 superó su cuota goleadora del año anterior con un emblemática anotación: ante Valencia rubricó la número 300o en la historia del club. Y para engrosar su aporte, volvió a erigirse como el máximo artillero del equipo con 14 tantos, además de ser uno de las artífices que catapultó al equipo a jugar por primera vez la Champions League.

Esa versión de Vela fue de la que se perdió el Tricolor durante los Juegos Olímpicos de Londres 2012, uno de los episodios en los que el atacante rechazó la convocatoria a la Selección, tras ser reprendido un año atrás por presuntamente estar involucrado con un penoso incidente mientras estaba concentrado con el equipo nacional, entonces dirigido por José Manuel de la Torre.

Vela alcanzó su techo competitivo en el ciclo 2013-14. Lo hizo con una temporada de antología en la que totalizó 23 goles -16 de ellos en liga- durante 54 partidos. Así logró apuntalarse como el máximo anotador de Anoeta, junto con Griezmann, y dejó en cada uno de sus goles un repertorio de gestos técnicos que cualqueira podría enviarle: regate, desmarque, precisión milimétrica al toque, definiciones soberbias -marcó gol con chilena en play offs de Champions- y una puntería letal.

En la actual temporada, Vela no ha tenido la mejor de sus campañas. Lleva solo un dos en once jornadas. Pero ahora exhibe una versión 2.o declare imperial, y que exhibió el fin de semana pasado ante el campeón Atlético. Marcó un soberbio golazo en la victoria 2-1 y que ayudó ala Real a salir de puestos de descenso.

Carlos reaparecerá con el Tricolor para la última Fecha FIFA del año, en la que se medirán ante Holanda y Bielorrusia. Podremos verlo en el césped y corroborar si esta misma voluntad que tuvo para ser un imprescindible en la Real, la tiene para volver a ganarse un sitio con la camiseta, que lució en Perú 2005 y lo vió convertirse en un histórico campeón Sub-17.

Cortesia de: Futbol Total