Enfermedades de las arterias coronarias
Cardióloga intervencionista, médico adscrito al Laboratorio de Hemodinamia del HGPS
Las enfermedades que afectan el corazón y el sistema circulatorio, llamadas enfermedades cardiovasculares, son la principal causa de muerte en todo el mundo. De acuerdo con estadísticas de Estados Unidos, la enfermedad cardiovascular causa más muertes que las siguientes cinco causas de muerte combinadas, que son: cáncer, enfermedades respiratorias crónicas de vías inferiores, accidentes, diabetes mellitus y gripe o neumonía.
De todas las enfermedades cardiovasculares, una de las más comunes es la enfermedad de las arterias coronarias, que en Estados Unidos es la principal causa de muerte y afecta a más de 16 millones de personas en sus diferentes formas de presentación, principalmente angina e infarto de miocardio.
La mayoría de las veces la enfermedad de arterias coronarias aparece como consecuencia de la ateroesclerosis, que no es más que la acumulación focal o difusa de depósitos de colesterol, calcio y otras sustancias de la sangre; a estos depósitos solemos llamarle “placa ateroesclerótica” o simplemente “placa”. Con el paso del tiempo, y de forma insidiosa, la progresión de esta condición hace que estas placas aumenten de tamaño hasta que protruyen hacia la luz de la arteria, reduciendo el flujo sanguíneo a través de estas y afectando con ello el suministro de oxígeno y nutrientes hacia el miocardio, lo cual de no diagnosticarse y corregirse a tiempo, producirá cambios en la estructura y funcionamiento del corazón apareciendo entonces la cardiopatía isquémica.

A medida que la condición evoluciona en la mayoría de los casos, lo pacientes pueden experimentar síntomas como un característico dolor de pecho (angina de pecho) que puede referirse al brazo izquierdo, cuello y/o a mandíbula inferior, puede aparecer solo o acompañado de disnea o falta de aliento, sudoración profusa, palidez, palpitaciones, mareos, epigastralgia, o un nivel de fatiga inapropiado para el esfuerzo realizado.
Por lo general, estos síntomas aparecen de manera episódica y característicamente relacionados al esfuerzo físico y/o a fuertes cambios emocionales y desaparecen o mejoran con el reposo.
Ocasionalmente, en pacientes con algunas características, la enfermedad coronaria puede cursar sin síntomas evidentes para el paciente, algo particularmente frecuente en diabéticos, alcohólicos y ancianos.
Tomando en cuenta todo lo anteriormente escrito, ha de entenderse la gran importancia de prestar atención a los síntomas descritos y
acudir a un cardiólogo o médico internista en capacidad de identificar y dar el adecuado seguimiento al problema. Sin duda alguna esto puede hacer la diferencia entre un paciente con enfermedad coronaria gozando una vida plena o llevando una vida limitada por las consecuencias de la cardiopatía isquémica como son infarto, falla cardiaca o peor aún, la muerte.
Lo ideal y más satisfactorio es prevenir la ateroesclerosis, con lo cual se previene la enfermedad coronaria y sus consecuencias. Con estos fines, el paciente debe adoptar un “estilo de vida saludable”.
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