miércoles, 7 de mayo de 2014

Cenas más ligeras

 La fórmula es sencilla: controlar las porciones, cenar con menos grasa, evitar los embutidos altos en sodio y controlar las proteínas, como las presentes en las carnes rojas.
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Saber seleccionar los alimentos que van a componer nuestra cena, la cantidad de ellos e incluso la hora son cuestiones directamente relacionadas con nuestro peso. Controlar la ingesta calórica en la cena puede ser la clave para adelgazar de forma natural, controlar el peso, tener mejor salud  y mejorar incluso la calidad de nuestro descanso nocturno. La cena deberá cubrir solo  un 25-30% del aporte calórico diario.
Problemas habituales
Esta comida se realiza después de toda la jornada del día, momento en que estamos cansados, nos relajamos, descargamos tensiones y en ocasiones nos dejamos llevar por el cúmulo de sentimientos y sensaciones de toda la jornada. Por uno u otro motivo es una ingesta que a menudo no se realiza correctamente.
Llegados al final del día, el cansancio no nos invita a meternos en la cocina y realizar preparaciones complejas. Excepto para aquellos que se tomen la cocina como una afición o un momento de relax y desconexión, cocinar puede resultar un trabajo más y en ocasiones no tenemos ganas de realizarlo. Esto nos lleva a realizar cenas rápidas poco interesantes y nutricionalmente pobres.
La cena no puede reemplazar ni el desayuno ni el almuerzo. Muchas personas suelen decir que no tienen tiempo en las mañanas ni al mediodía pero llega la noche y comen desmesuradamente. Por eso la recomendación es desayunar y almorzar bien, realizar 2 meriendas, una a media mañana y la otra a media tarde  y en la cena alimentarnos con mesura y sin excesos. Solo así la cena será prudente. Si nos vamos a la cama después de haber comido un gran banquete terminamos al día siguiente cansados, como si no hubiésemos dormido nada. La razón: durante la noche el cuerpo realiza la digestión con dificultad y eso aminorará la energía de nuestro cuerpo.
La fórmula es sencilla: controlar las porciones, cenar con menos grasa, evitar los embutidos altos en sodio y controlar las proteínas como las presentes en las carnes rojas, ya que son los nutrientes más complejos o de difícil digestión. Por lo tanto, lo mejor es consumir carbohidratos  complejos como panes, galletas integrales o casabe, 1 taza de pasta integral o también la saludable avena, es importante recordar que  el consumo de cereales integrales nos dan una sensación de llenura más rápido y eso nos impide comer en exceso,  si seleccionas lácteos trata de preferir los bajos en grasa -el yogur es una excelente opción- y alimentos ricos en agua, minerales y fibras como los vegetales y las frutas, de estas últimas debemos limitar la cantidad por el azúcar (fructosa) presente en ellas. Como acompañantes, seleccione huevos, quesos bajos en grasa o jamones ligeros; tuna o una ración de pechuga de pollo a la plancha.
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ES NECESARIO APRENDER SOBRE BUENOS HÁBITOS
Enseñanza adecuada:
Es importante saber que las combinaciones no siempre son saludables. La persona no puede dejarse llevar del gusto, sino de la nutrición. 
De ahí que hay que tomar en cuenta que hasta la hora ideal para tomar la cena es bueno conocerla.
Esta dependerá de su ritmo o estilo de vida. Los especialistas recomiendan  tomarla mínimo dos horas antes de dormir para dar tiempo al proceso de la digestión.
Hay que tener claro que todos los oganismos son distintos y que, por ende, funcionan diferente. Sin embargo, todos tienen en común que una alimentación sana ofrece los mejores resultados, sobre todo si se trata de la cena.
Patricia Mejía,
nutrióloga clínica/especialista en Nutrición
Nestlé Dominicana. 

 

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