viernes, 4 de abril de 2014

Atacante de Fort Hood desconcierta a pueblo natal

Ivan LopezCreció en Puerto Rico, tocó percusiones en la banda musical de su escuela secundaria, pasó casi una década en la Guardia Nacional, prestó servicio como pacificador en la península del Sinaí, trabajó como policía y después se unió al ejército de Estados Unidos. Esa fue la ruta al parecer ordinaria de Iván López hacia las fuerzas armadas.
Pero lo que ocurrió a partir de ahí —y la razón por la que el soldado de 34 años se volvió contra sus camaradas con tal furia letal— era un misterio el jueves. Un día después de que López realizó un ataque mortal indiscriminado en la base del ejército en Fort Hood, Texas, en el que mató a tres personas y lesionó a 16 antes de suicidarse, algunas de las personas que lo conocieron estaban desconcertadas por la explosión de violencia. “Él tenía muchos amigos. Nunca lo vi peleando.
Nunca pareció ser un muchacho que tuviera problemas emocionales”, dijo Edgardo Arlequín Vélez, alcalde de Guayanilla, quien además fue el líder de la banda musical escolar en la que López participó en este pequeño poblado de gente de clase trabajadora.
López fue enviado a Irak como conductor de camión en 2011 durante los últimos meses de la guerra allá. Regresó a casa quejándose de un traumatismo cerebral, según oficiales militares, pero ellos dicen que no participó en combate y no fue herido.
Buscó tratamiento para depresión y ansiedad, y estaba siendo evaluado para ver si padecía trastorno por estrés postraumático, señalaron funcionarios. Pero el secretario del ejército John McHugh dijo el jueves que un psiquiatra que lo examinó el mes pasado no encontró que tuviera tendencias violentas o suicidas. Se le recetó el fármaco Ambien por un problema de insomnio. Al parecer no tenía vínculos con extremistas, indicó McHugh.
Glidden López Torres, quien no es familiar del atacante pero se identificó como amigo de la familia del soldado en Puerto Rico y dijo hablar en representación de ésta, comentó que la madre de López falleció en noviembre de un ataque cardiaco.
López tenía una relación estrecha con ella y al parecer estaba molesto porque se le dio un permiso de ausencia de únicamente 24 horas —que después se le extendió a dos días— para asistir al funeral de su madre, el cual fue retrasado casi una semana para esperar su llegada, agregó el vocero.
La familia no estaba enterada de que López estuviera recibiendo algún tratamiento por problemas mentales, añadió. López creció en Guayanilla, un poblado de menos de 10.000 habitantes, donde las pequeñas casas bien cuidadas están pintadas de colores brillantes. La vivienda de concreto en la que creció estaba vacía el jueves. Es de un piso y está pintada de blanco con un ribete verde.

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